Un cristiano nunca va a realizar una acción con una mala intención. Tiene límites... límites llamados "cristianos", que lo hacen una buena persona.
No usará a las personas, ya sea sexualmente o por interés económico u otros. Sabe que en las personas está virtualmente viviendo el mismísimo Jesús.
No perseguirá el éxito indiscriminadamente. Hará sacrificios... pero no concesiones; no negociará malsanamente. Hay algo en él purísimo de "no negocio".
No malogrará las palabras ajenas. No tenderá trampas ni rivalidad. Sabe que Jesús puede llegar a los corazones más necios eventualmente.
Cristiano: garantía de buen amigo,
confiable, compasivo, generoso
y buena persona.
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