Esta frase la suele decir mi padre, y es interesante. La aprovecho para "desnudar" una cuestión ética que puede estar presente en todos nosotros: ¿Hasta cuándo perdonar?.
"Dios es quién perdona" suelen decir algunos, y "lavarse las manos" de una participación en el perdón de Dios, que es perfectamente posible cuando somos católicos.
Jesús vino a enseñarnos a perdonar, de una manera muy dedicada. Dió su vida por ello. Y si bien con ello -nos perdonó-, también nos enseñó a vivir: perdonando.
Porque en la raza humana se dan un sinfín de roces diarios entre todos nosotros. Sinfín, roces diarios, todos nosotros: sí, escucharon bien.
Por ende perdonar es la consigna. Y así participar del perdón de Dios, que tanto nos perdona a todos.
La falta de amor, moralidad, justicia, sabiduría... imagínense cuánto perdona Dios.
Dios perdona... pidámosle que nos ayude a perdonar. Perdonar es vivir.
Así
es cómo Dios nos
ve cuando neciamente
negamos perdonar a los demás.
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